miércoles, 25 de noviembre de 2015

         
        Una de las cuestiones esenciales para los criadores de canarios de canto es: ¿Qué recursos debe utilizar el criador para perfeccionar el canto de sus canarios? Es una pregunta que no ha perdido nada de su actualidad, es decir, después de casi cinco siglos de cría de canarios de canto todavía no se ha encontrado una respuesta concluyente. 
         En el transcurso del tiempo ha habido dos teorías que han intentado dar respuesta a esta cuestión: La teoría Clásica y la teoría de Weyling.
 La teoría Clásica dice que el canario debe escuchar desde el nacimiento una canción de calidad que será la que desarrolle cuando sea adulto. Esta teoría da una enorme importancia al aprendizaje del canto, es decir, al ambiente en el que crece y en el que está el canario. Consecuentemente se insiste mucho en la  gran importancia del “maestro” o “profesor” de canto y en todo el proceso de aprendizaje de los jóvenes.
Weyling, en su teoría, asume que el canto del canario está determinando por factores hereditarios. Al igual que el color de los canarios se transmite de padres a hijos, el canto del canario también se transmite. Partiendo de esta premisa se insiste mucho en la elaboración de programas o planes para seleccionar a los reproductores, de forma que los hijos hereden sus buenas cualidades para el canto.
En los años 80 hubo un apasionado debate, que llega hasta nuestros días, sobre cuál de las dos teorías era más útil para mejorar la canción, es decir, determinar en qué medida la herencia y el ambiente determinan el canto de un canario. Este debate ha tenido una gran importancia y trascendencia pues de él han salido conclusiones para los criadores sobre qué factores o aspectos se deben tener en cuenta de la herencia y del ambiente para mejorar el canto.
Profundicemos un poco  en ambas teorías. 

LA TEORÍA CLÁSICA.
En prácticamente todos los libros sobre los canarios se describe como los hombres, desde el siglo 16, han intentado influir en el canto del canario. El punto de partida de este proceso ha sido siempre el talento o capacidad del canario para imitar los sonidos que escuchaba. Se utilizaron silbatos, artilugios diversos, ruiseñores, pinzones reales, etc. para conseguir que cantase como el criador quería. Desgraciadamente los resultados de estas experiencias no se conocen. Cuando se empiezan a criar y seleccionar los pájaros por su canto se piensa que el canario canta la canción que oye desde su nacimiento, que es la canción de su padre y congéneres. Esta teoría u opinión contiene elementos valiosos y se denomina la teoría clásica.
La canción del canario se fue perfeccionando cada vez más y se crearon auténticas familias de criadores que se fueron especializando en un determinado tipo de canto, que era el que se enseñaba a los jóvenes. Como reproductores, y como maestros, se utilizaban aquellos ejemplares que mejor emitían ese tipo de canto. Ahora sabemos que la genética ya estaba en acción, al seleccionar a los que cantaban de determinada manera se estaban seleccionando a los ejemplares cuyos genes posibilitaban y facilitaban el canto de esa forma. Pero eso no lo sabían los criadores, el punto fuerte de su método de cría estaba en conseguir un ambiente que facilitase el aprendizaje de la canción, estaba en conseguir una escuela de canto.
En la literatura holandesa encontramos el libro de JH Beekman "De Kanarievogel". (1900) en el que se insiste para que los criadores no descuiden el medio ambiente vocal o de aprendizaje frente a los factores hereditarios. Este libro tuvo muchísima influencia y dejó en un segundo plano la literatura que empezó a surgir sobre la importancia de la herencia. Para los criadores la consecución de la calidad justificaba las dudas sobre las nuevas teorías.
Beekman se basa en lo que ocurre con los Harzers y sus escuelas de canto en esa época, en la que había hasta 4 troncos o estirpes principales con notables variaciones entre ellas, que se suponían que derivaban de las diversas técnicas de canto que aplicaban los criadores.
 La influencia de este libro y de la teoría clásica es muy grande. En un folleto que data 1922 titulado "El Waterslager belga", escribe B. Peleman, "La práctica de un aprendizaje correcto juega un papel clave en el Waterslager belga (...) Si uno pone uno o más buenos maestros cantores, con doce o quince jóvenes por profesor,  tan pronto como sea posible, incluso cuando están en el nido, y si los aprendices son realmente buenos Waterslagers, aprenden el canto del maestro. (…)   Los sonidos defectuosos, chirridos o canto de otras aves, han de ser cuidadosamente excluidos. (...) Durante la primera muda las aves jóvenes aprenden mejor. Por lo tanto es muy conveniente  (es incluso necesario) que en este período el profesor o profesores estén cantando con ellos.
(continuará)