REFLEXIONES SOBRE LA
ESTRUCTURA
POLIVALENTE DEL CANTO Y DE LA GENÉTICA
DEL CANARIO MALINOIS
WATERSLAGER
G.P. Mignone
G.P. Mignone
fue un gran aficionado del canto Roller y Malinois que escribió sendos
tratados sobre estas dos razas, así como numerosos artículos en revistas italianas y españolas de
canaricultura.
Traducción:
Ángel Rodríguez Cardeña.
La cuestión de saber cuáles son las circunstancias
en las que se sentaron las bases
selectivas de una raza, un tipo o una variedad ornitológica, es una de
las más importantes y de las más difíciles que se encuentra quien se ocupa de
la evolución de las características somáticas y genéticas que se han ido
seleccionando. Para resolver la cuestión la mejor manera consiste en el estudio
en profundidad de las observaciones de los primeros aficionados y de las actas
de las Asociaciones a las que pertenecían; pues en la mayoría de los casos, el método que se siguió en las primeras
tentativas que se adoptaron es bien diferente del método seguido en la creación
del resultado final: se trata de una profunda brecha, explícitamente señalada
por muchos estudiosos que han intentado descubrir la génesis de la selección artificial
en ciertas variedades.
Me
gustaría abordar estos problemas examinando el reciente libro sobre el Malinois
Waterslager: “Cría, herencia y valoración
del canto del canario Malinois Waterslager” escrito por Mariella di Mauro y
Gustaaf Lelièvre, editado
por Zamparo en 1974. El examen lo he
comenzado en el momento en que he tenido el gusto de recibirlo de su autora. El
libro me parece excelente a pesar de que no estoy convencido de la teoría de
Peleman, que es la que se adopta en el
libro para el análisis del Waterslager.
¿Cuál
es la teoría de Peleman? ¿Sobre qué? ¿Pero quién era Peleman? B. Peleman di
Borgerhout era un flamenco de Amberes,
de la escuela de los pioneros del moderno Malinois, que vivió al principio del
siglo XX, prestigioso ornitólogo, notable publicista y convencido defensor del autentico Malinois, estimuló y alentó a
muchos de sus contemporáneos en Flandes y a la generación posterior a la suya,
en la cría del Malinois. En 1922 escribió una monografía en flamenco muy válida
para aquellas fechas, que Lelievre reprodujo en 1970 con la colaboración de Six
y Meuleman, en una edición en francés hecha en ciclostil.
Las
opiniones de Peleman más discutidas y no siempre compartidas por todos los
flamencos se refieren a la esencia del núcleo central del canto Malinois; en
otras palabras, la parte que interesa a los noveles, es la distinción técnica
entre los diversos Waterslags o golpes
de agua (Klokende – Bollende – Rollende Waterslags), giros que como sabemos son
fundamentales en el cantor flamenco. A propósito – alguno se preguntará – si
esto no es la antítesis con la reciente propuesta técnica italiana aprobada en
el Congreso de Bocholt en base a la cual una puntuación de un ejemplar de un
equipo, sin ningún giro de agua, pero superior a 60 puntos, cuente en la
puntuación de un equipo. Hay que tener presente que el Malinois es un cantor
rosiñolado y que la falta de golpes de agua debe ser suplida o compensada con otros
giros rosiñolados. No sabría defender de otra manera nuestra propuesta en
Bocholt, que, según mi opinión, se debe apoyar genética y selectivamente. Pero
volvamos a Peleman.
B.
Peleman en 1922, y hoy en nuestros días Lelievre, han hecho la distinción entre
los diferentes giros de agua basándose en una única concepción, que se aprecia
enseguida en las descripciones onomatopéyicas
contenidas en el libro y basadas en la presencia de una L en la Klokende
WS y en la ausencia absoluta de dicha consonante en la Bollende WS.
Tal
vez alguien recuerde lo que escribí hace diez años en el “Giornale degli Uccelli” en una serie de artículos titulados ”Tormenta en la canaricultura de canto: el
informe del holandés Schouten van de Velde” Siempre he mantenido, basándome en
la investigación realizada en la asociación flamenca más antigua del Malinois, que
si la Klokende WS tiene tan a menudo (pero no siempre, ojo) como tono de base,
el juego marcado del doble sonido de la consonante L y presenta sobretodo más
amplias resonancias de agua (por razones de estructura rítmica), la Bollende WS
no es que no la haga sentir, sino que
simplemente se sienten menos claramente.
Estando
así las cosas, si aplicamos al pie de la letra las opiniones demasiado rígidas
y drásticas de Peleman-Lelièvre, llegaríamos a renunciar casi siempre a puntuar
la Bollende WS hasta llegar a considerarla desaparecida de la estructura del
canto. Este asunto técnico fue el motivo de una sucesiva serie de artículos que
escribí en 1969 poco después del de Schouten van .de Velde, bajo el título:
¿Realmente ha desaparecido la Bollende WS en el canto del moderno Malinois?
Pero hay
más. Bajo esta óptica los holandeses han intentado ya varias veces- el último
intento ha sido hace unos meses- bajar la puntuación de la Bollende WS, lo cual
no parece muy adecuado para el Malinois.
Quizás
para muchos, estas son sutilezas que probablemente resulten monótonas, pues
para el no especialista parecen una sucesión pirotécnica de tesis y discursos que pueden seguir hasta
el infinito, con variaciones continuas.
Imaginando
cual es la transcripción onomatopéyica del canto -cualquiera que lea estas
líneas puede al menos sospecharlo- toda
realidad canora de los pájaros puede prestarse a un torbellino incesante e
inverificable de interpretaciones, a un carrusel de análisis indefinidos,
intercambiables según el gusto de cada cual y predecibles. Estamos todos de
acuerdo, comprendido el que escribe. ¿Pero y el aficionado novato? ¿No le
confundiremos demasiado las ideas?
Que
es normal cierta perplejidad sobre lo referente a los giros fundamentales que
definen al cantor de Malinas lo demuestran las preguntas que hacen los
aficionados noveles. Giuseppe Castiglioni de Como, escribe: “Escuchando el
disco del canto Malinois de la señora Di Mauro y el disco holandés “Het lied
van de Waterslager” grabado bajo el asesoramiento de M. Van Woezik, antiguo y
conocido juez, he descubierto que la famosa Klokende holandesa no es la misma que
la italiana, sino mucho más lenta y variada ¿Tengo razón? Lo que para nosotros
es Klokende para los holandeses es un Rollende ¿me equivoco?”
El
adjetivo “famosa” usado por este aficionado junto a la palabra Klokende, es un evidente síntoma
de la dificultad de individualización de la melodía; a lo que hay que añadir la
dificultada y perplejidad derivada de la escucha de los dos citados discos. Sin
embargo la Klokende WS del ejemplar de Van Woezik es efectivamente una
verdadera y magnífica Klokende WS interpretada de dos formas, una lenta y otra
más rápida; la segunda es de menor valor, pero acrecienta el valor total
atribuible a esta melodía; si a la forma lenta se le atribuyen 6 puntos, hay
que sumar otros 2 puntos por la rápida, lo que da un valor total de 8 puntos
para esa Klokende WS.
Recuerdo
con precisión, y conservo las planillas fotocopiadas, un enjuiciamiento en
Holanda que hizo Van Woezik. Unos
ejemplares obtuvieron la siguiente puntuación: 120 puntos, 120 puntos, 117
puntos, 120 puntos y 3 puntos de armonía, lo que sumó 480 puntos para el
equipo. Un verdadero record, entonces. El juez añadió en la planilla:
“Magnífico equipo de Malinois. La Klokende WS se interpreta con variaciones de
velocidad”
La
Klokende WS del disco Di Mauro es pura y variada y pasa casi imperceptiblemente
de una forma inicial de Bollende WS (que para Peleman – Lelievre, al tener la
consonante L es Klokende WS) a una bellísima forma autentica de Klokende, pero
diferente de la holandesa. Peleman le atribuye 8 puntos, pero al no haber
variaciones y ser solo una forma única yo le concedo 6 puntos por el Klokende y
4 puntos por el Bollende.
Debo
añadir, en honor a la verdad, que el canto del ejemplar de Di Mauro es de más
alta calidad que el del ejemplar holandés aunque la Klokende WS es más rápida. El
ritmo que mantiene el cantor en este giro, el principal del canto del Malinois,
tiene una gran importancia. Cantado de modo lento alcanza la más alta
puntuación, aunque para conseguir los 12 puntos (lo cual nunca he visto en una
planilla y ni tampoco escuchado), el ritmo lento tiene que ir acompañado de
un tono profundo, lleno y con volumen,
mantenido durante un tiempo adecuado y con muchas resonancias de agua claras y
perfectamente percibidas. Los giros rosiñolados, especialmente los Tjokken
deben presentar resonancias opuestas.
Pero
volvamos a lo que decía el aficionado novel: “Lo que para nosotros (es decir,
Di Mauro) es Klokende WS para los holandeses es Rollende WS”, lo cual no está
del todo mal ya que el ejemplar de Van Woezik da un Rollende, entre otros giros
hermosos, como el ejemplar de Di Mauro, pasando insensiblemente a una forma de
Bollende WS. Y aquí se manifiesta la perplejidad y confusión del principiante
ya que, según la modesta opinión del firmante de este artículo, el ejemplar de Di Mauro no emite Rollende WS,
pero sí un excelente Waterrol.
El
libro que estamos examinando es la culminación de dos lustros de un buen trabajo iniciado bajo la dirección
de Lelièvre y continuado y admirablemente llevado a cabo por la señora Di Mauro
a la cual siempre he alabado y elogiado incesantemente por su actividad y
dedicación que me gustaría que siguiese, como ahora, un camino más italiano que
Lelièvre, citando y haciendo referencia al valor de los planteles italianos de
Malinois. Sigamos con algunas notas al margen del libro.
Conociendo
el anterior libro escrito por el autor de este artículo y dedicado al Malinois
Waterslager, publicado en 1970, los lectores pueden quedar de algún modo
perplejos. Perplejos no ciertamente porque el texto Di Mauro–Lelièvre esté mal
hecho, sea incompleto o porque no se proponga afrontar el problema también
desde un punto de vista crítico. Al contrario, se habla seriamente y con una
cierta amplitud de anatomía, cría, alimentación y herencia. También aparece claramente el discurso metodológico de la educación de
práctica de los noveles, explicando todo lo que esta técnica requiere del
aficionado.
La perplejidad mencionada tiene un
origen diferente y es debida principalmente al hecho de que el texto y la orientación de las
diversas técnicas selectivas parecen dirigidas a los aspirantes a jueces, en lugar de a los principiantes. Se considera al
aficionado que lee el libro, capaz de resolver
todos los problemas de la interpretación de la canción, algunos de los cuales
he descrito anteriormente y, que en mi opinión, son
insuperables, porque la distinción es a veces
sutil, y a veces difícil de alcanzar
incluso para un
especialista. Esto también se
aplica a la genética que es bastante
confusa: ¿Cuál es la base técnica de la distinción de las direcciones genético-selectivas del canto wasser o de agua
y del canto profundo? ¿Hay quizás
una analogía con las viejas direcciones del Harzer?
Para el Malinois, o mejor para las
direcciones selectivas del Malinois, la configuración genética de los cantores de Amberes y de Malinas eran muy diferentes de las
del Harzer. ¿Por qué aplicar
entones una teoría genética al Malinois que aplicaron en 1912
los alemanes Streifeneder y Tretter
para sus cantores del Harz? Esa teoría
no es apta para el Malinois, las líneas hueca y
de agua del Roller nada tienen que ver con las que se denominan de maneras
similares para el Malinois. Las denominadas línea hueca o seca y línea mojada o
Wasser del Malinois, para evitar confusiones, se debían denominar dirección
rosiñolada o Naterslager y dirección Waterslager.
En conclusión, creo que puedo decir que el libro de Di Mauro y Lelièvre
posee los requisitos suficientes para convertirse en un punto de referencia válido para los aspirantes a jueces del Malinois.
Podría ser más orientativo para el principiante, pero, en cualquier caso, muchos
aspectos básicos están presentes.
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