viernes, 1 de marzo de 2013


REFLEXIONES SOBRE LA ESTRUCTURA
POLIVALENTE  DEL CANTO  Y DE LA GENÉTICA
DEL CANARIO MALINOIS WATERSLAGER
G.P. Mignone
G.P. Mignone fue un gran aficionado del canto Roller y Malinois  que escribió sendos tratados sobre estas dos razas, así como numerosos artículos en  revistas italianas y españolas de canaricultura.
Traducción: Ángel Rodríguez Cardeña.
            La cuestión de saber cuáles son las circunstancias en las que se sentaron las bases  selectivas de una raza, un tipo o una variedad ornitológica, es una de las más importantes y de las más difíciles que se encuentra quien se ocupa de la evolución de las características somáticas y genéticas que se han ido seleccionando. Para resolver la cuestión la mejor manera consiste en el estudio en profundidad de las observaciones de los primeros aficionados y de las actas de las Asociaciones a las que pertenecían; pues en la mayoría de los casos,  el método que se siguió en las primeras tentativas que se adoptaron es bien diferente del método seguido en la creación del resultado final: se trata de una profunda brecha, explícitamente señalada por muchos estudiosos que han intentado descubrir la génesis de la selección artificial en ciertas variedades.
            Me gustaría abordar estos problemas examinando el reciente libro sobre el Malinois Waterslager: “Cría, herencia y valoración del canto del canario Malinois Waterslager” escrito por Mariella di Mauro y Gustaaf Lelièvre,   editado por Zamparo en 1974.  El examen lo he comenzado en el momento en que he tenido el gusto de recibirlo de su autora. El libro me parece excelente a pesar de que no estoy convencido de la teoría de Peleman,  que es la que se adopta en el libro para el análisis del Waterslager.
            ¿Cuál es la teoría de Peleman? ¿Sobre qué? ¿Pero quién era Peleman? B. Peleman di Borgerhout  era un flamenco de Amberes, de la escuela de los pioneros del moderno Malinois, que vivió al principio del siglo XX,  prestigioso ornitólogo,  notable publicista y convencido defensor  del autentico Malinois, estimuló y alentó a muchos de sus contemporáneos en Flandes y a la generación posterior a la suya, en la cría del Malinois. En 1922 escribió una monografía en flamenco muy válida para aquellas fechas, que Lelievre reprodujo en 1970 con la colaboración de Six y Meuleman, en una edición en francés hecha en ciclostil.
            Las opiniones de Peleman más discutidas y no siempre compartidas por todos los flamencos se refieren a la esencia del núcleo central del canto Malinois; en otras palabras, la parte que interesa a los noveles, es la distinción técnica entre los diversos  Waterslags o golpes de agua (Klokende – Bollende – Rollende Waterslags), giros que como sabemos son fundamentales en el cantor flamenco. A propósito – alguno se preguntará – si esto no es la antítesis con la reciente propuesta técnica italiana aprobada en el Congreso de Bocholt en base a la cual una puntuación de un ejemplar de un equipo, sin ningún giro de agua, pero superior a 60 puntos, cuente en la puntuación de un equipo. Hay que tener presente que el Malinois es un cantor rosiñolado y que la falta de golpes de agua debe ser suplida o compensada con otros giros rosiñolados. No sabría defender de otra manera nuestra propuesta en Bocholt, que, según mi opinión, se debe apoyar genética y selectivamente. Pero volvamos a Peleman.
            B. Peleman en 1922, y hoy en nuestros días Lelievre, han hecho la distinción entre los diferentes giros de agua basándose en una única concepción, que se aprecia enseguida en las descripciones onomatopéyicas  contenidas en el libro y basadas en la presencia de una L en la Klokende WS y en la ausencia absoluta de dicha consonante en la Bollende WS.
            Tal vez alguien recuerde lo que escribí hace diez años  en el “Giornale degli Uccelli”  en una serie de artículos titulados  ”Tormenta en la canaricultura de canto: el informe del holandés Schouten van de Velde” Siempre he mantenido, basándome en la investigación realizada en la asociación flamenca más antigua del Malinois, que si la Klokende WS tiene tan a menudo (pero no siempre, ojo) como tono de base, el juego marcado del doble sonido de la consonante L y presenta sobretodo más amplias resonancias de agua (por razones de estructura rítmica), la Bollende WS no es que no la haga sentir, sino que  simplemente se sienten menos claramente.
            Estando así las cosas, si aplicamos al pie de la letra las opiniones demasiado rígidas y drásticas de Peleman-Lelièvre, llegaríamos a renunciar casi siempre a puntuar la Bollende WS hasta llegar a considerarla desaparecida de la estructura del canto. Este asunto técnico fue el motivo de una sucesiva serie de artículos que escribí en 1969 poco después del de   Schouten van .de Velde, bajo el título: ¿Realmente ha desaparecido la Bollende WS en el canto del moderno Malinois?
Pero hay más. Bajo esta óptica los holandeses han intentado ya varias veces- el último intento ha sido hace unos meses- bajar la puntuación de la Bollende WS, lo cual no parece muy adecuado para el Malinois.
            Quizás para muchos, estas son sutilezas que probablemente resulten monótonas, pues para el no especialista parecen una sucesión pirotécnica  de tesis y discursos que pueden seguir hasta el infinito, con variaciones continuas.
            Imaginando cual es la transcripción onomatopéyica del canto -cualquiera que lea estas líneas puede al menos sospecharlo-  toda realidad canora de los pájaros puede prestarse a un torbellino incesante e inverificable de interpretaciones, a un carrusel de análisis indefinidos, intercambiables según el gusto de cada cual y predecibles. Estamos todos de acuerdo, comprendido el que escribe. ¿Pero y el aficionado novato? ¿No le confundiremos demasiado las ideas?
            Que es normal cierta perplejidad sobre lo referente a los giros fundamentales que definen al cantor de Malinas lo demuestran las preguntas que hacen los aficionados noveles. Giuseppe Castiglioni de Como, escribe: “Escuchando el disco del canto Malinois de la señora Di Mauro y el disco holandés “Het lied van de Waterslager” grabado bajo el asesoramiento de M. Van Woezik, antiguo y conocido juez, he descubierto que la  famosa Klokende holandesa no es la misma que la italiana, sino mucho más lenta y variada ¿Tengo razón? Lo que para nosotros es Klokende para los holandeses es un Rollende ¿me equivoco?”
            El adjetivo “famosa” usado por este aficionado junto a  la palabra Klokende, es un evidente síntoma de la dificultad de individualización de la melodía; a lo que hay que añadir la dificultada y perplejidad derivada de la escucha de los dos citados discos. Sin embargo la Klokende WS del ejemplar de Van Woezik es efectivamente una verdadera y magnífica Klokende WS interpretada de dos formas, una lenta y otra más rápida; la segunda es de menor valor, pero acrecienta el valor total atribuible a esta melodía; si a la forma lenta se le atribuyen 6 puntos, hay que sumar otros 2 puntos por la rápida, lo que da un valor total de 8 puntos para esa Klokende WS.
            Recuerdo con precisión, y conservo las planillas fotocopiadas, un enjuiciamiento en Holanda  que hizo Van Woezik. Unos ejemplares obtuvieron la siguiente puntuación: 120 puntos, 120 puntos, 117 puntos, 120 puntos y 3 puntos de armonía, lo que sumó 480 puntos para el equipo. Un verdadero record, entonces. El juez añadió en la planilla: “Magnífico equipo de Malinois. La Klokende WS se interpreta con variaciones de velocidad”
            La Klokende WS del disco Di Mauro es pura y variada y pasa casi imperceptiblemente de una forma inicial de Bollende WS (que para Peleman – Lelievre, al tener la consonante L es Klokende WS) a una bellísima forma autentica de Klokende, pero diferente de la holandesa. Peleman le atribuye 8 puntos, pero al no haber variaciones y ser solo una forma única yo le concedo 6 puntos por el Klokende y 4 puntos por el Bollende.
            Debo añadir, en honor a la verdad, que el canto del ejemplar de Di Mauro es de más alta calidad que el del ejemplar holandés aunque la Klokende WS es más rápida. El ritmo que mantiene el cantor en este giro, el principal del canto del Malinois, tiene una gran importancia. Cantado de modo lento alcanza la más alta puntuación, aunque para conseguir los 12 puntos (lo cual nunca he visto en una planilla y ni tampoco  escuchado),  el ritmo lento tiene que ir acompañado de un  tono profundo, lleno y con volumen, mantenido durante un tiempo adecuado y con muchas resonancias de agua claras y perfectamente percibidas. Los giros rosiñolados, especialmente los Tjokken deben presentar resonancias opuestas.
            Pero volvamos a lo que decía el aficionado novel: “Lo que para nosotros (es decir, Di Mauro) es Klokende WS para los holandeses es Rollende WS”, lo cual no está del todo mal ya que el ejemplar de Van Woezik da un Rollende, entre otros giros hermosos, como el ejemplar de Di Mauro, pasando insensiblemente a una forma de Bollende WS. Y aquí se manifiesta la perplejidad y confusión del principiante ya que, según la modesta opinión del firmante de este artículo,  el ejemplar de Di Mauro no emite Rollende WS, pero sí un excelente Waterrol.
            El libro que estamos examinando es la culminación de dos lustros  de un buen trabajo iniciado bajo la dirección de Lelièvre y continuado y admirablemente llevado a cabo por la señora Di Mauro a la cual siempre he alabado y elogiado incesantemente por su actividad y dedicación que me gustaría que siguiese, como ahora, un camino más italiano que Lelièvre, citando y haciendo referencia al valor de los planteles italianos de Malinois. Sigamos con algunas notas al margen del libro.
            Conociendo el anterior libro escrito por el autor de este artículo y dedicado al Malinois Waterslager, publicado en 1970, los lectores pueden quedar de algún modo perplejos. Perplejos no ciertamente porque el texto Di Mauro–Lelièvre esté mal hecho, sea incompleto o porque no se proponga afrontar el problema también desde un punto de vista crítico. Al contrario, se habla seriamente y con una cierta amplitud de anatomía, cría, alimentación y herencia. También aparece claramente el discurso metodológico de la educación de práctica de los noveles, explicando todo lo que esta técnica requiere del aficionado.
            La perplejidad mencionada tiene un origen diferente y es debida principalmente al hecho de que el texto y la orientación de las diversas técnicas selectivas parecen dirigidas a los aspirantes a jueces, en lugar de a los principiantes. Se considera al aficionado que lee el libro, capaz de resolver todos los problemas de la interpretación de la canción, algunos de los cuales he descrito anteriormente y, que en mi opinión, son insuperables, porque la  distinción es a veces sutil, y a veces difícil de alcanzar incluso para un especialista. Esto también se aplica a la genética que es bastante confusa: ¿Cuál es la base técnica de la distinción de las direcciones genético-selectivas del canto wasser o de agua y del canto profundo? ¿Hay quizás una analogía con las viejas direcciones del Harzer?
         Para el Malinois, o mejor para las direcciones selectivas del Malinois, la  configuración genética de los cantores de  Amberes y de Malinas eran  muy diferentes de las del Harzer. ¿Por qué aplicar entones una teoría  genética al Malinois que aplicaron en 1912 los alemanes Streifeneder y Tretter para sus cantores del Harz? Esa teoría no es apta para el Malinois, las líneas hueca y de agua del Roller nada tienen que ver con las que se denominan de maneras similares para el Malinois. Las denominadas línea hueca o seca y línea mojada o Wasser del Malinois, para evitar confusiones, se debían denominar dirección rosiñolada o Naterslager y dirección Waterslager.
 En conclusión, creo que puedo decir que el libro de Di Mauro y Lelièvre posee los requisitos suficientes para convertirse en un punto de referencia válido para los aspirantes a jueces del Malinois. Podría ser más orientativo para el principiante, pero, en cualquier caso, muchos aspectos básicos están presentes.

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