lunes, 19 de noviembre de 2012


CONSEJOS DE CRIA: LA NOCION DE TRABAJO EN CONSANGUINIDAD EN UNA LINEA DE CANTO PROPIA.

            Este articulo es una traducción y adaptación de otro más amplio aparecido en la pág. WEB “Le Chant du Malinois-Waterslager” http://membres.lycos.fr/waterslag/  

Traducción y adaptación realizada por Ángel Rodríguez Cardeña


            La consanguinidad es un método de cría que es igualmente seguido como denostado entre los criadores, aunque la mayor parte de ellos reconocen recurrir de vez en cuando a la consanguinidad. Por consanguinidad no hay que ver solamente el cruce entre los pariente de primer grado (padres/hijos), sino también los de segundo grado (abuelos/nietos; hermanos/ hermanas/ y de tercer grado (primos hermanos entre sí).

            La primera definición a tener en cuenta es la del parentesco sanguíneo de los individuos que tienen un antecesor inmediato común, o que son más o menos descendientes de un mismo sujeto.

            La consanguinidad llamada lineal es la de primer grado. Es el elemento fundamental para establecer una línea o una estirpe por el criador que busca iniciar o comenzar una propia.

            La consanguinidad llamada colateral es la que se emplea más corrientemente. Se utilizan parientes más alejados y permite mantener una uniformidad en la calidad de los resultados. Su objetivo es mantener en una línea unos genes previamente elegidos para encontrarlos y mantenerlos lo más sistemáticamente posible.  La línea o estirpe toma su característica propia por ese factor común que le viene del ancestro que le ha servido de base.

            Cada línea se trabaja entonces sobre un pequeño número de características que la hacen reconocible para aquellos criadores que tienen un oído bien desarrollado, aunque esto sólo ocurre con las líneas de canto muy bien establecidas. Este es el motivo por el que los criadores que tienen buen oído y los jueces, pueden asociar un nombre a un pájaro en cuanto escuchan a éste (este pájaro es de la línea de X, este otro es de la línea de Y, etc.).  También se pueden escuchar ciertas mezclas de diversos criadores si se conocen bien los puntos de partida. Pero tomemos la cuestión de la consanguinidad en su base para fijar las grandes reglas de partida. La consanguinidad hay que colocarla en un contexto que sirva bien de referencia para tener un resultado medible.

            Para establecer una línea es necesario tener en cuenta este principio esencial: la consanguinidad sólo podrá dar buenos resultados si los individuos seleccionados como punto de partida son de excelente calidad y de una salud perfecta. La elección de los machos y de las hembras tiene la misma importancia.  Cualesquiera que sean las circunstancias no se empleará jamás un sujeto de partida que no tenga las cualidades exigidas en el resultado. Durante los cinco primeros años es necesario mirar la calidad de los mejores sujetos y no la calidad del conjunto. Después ya se mirará la calidad del conjunto que es la que nos dará el criterio o la característica de una línea bien establecida.

            Partir de un macho base:

            Se adquiere un macho excepcional y hembras de la misma línea que el macho. Entre los resultados de los cruzamientos se seleccionan los mejores pequeños para la estación reproductora siguiente. Si algunas parejas han dado una nidada con los resultados que se buscan de una manera definitiva, se vuelve a repetir al año siguiente el mismo acoplamiento sin dudarlo.

            Partir de una hembra base:

            Se adquiere una hembra excelente y se procura uno de dos machos de parentesco muy próximo entre sí (si son hermanos mejor), de excelente calidad y que no tengan relación directa con la hembra. Se hace una nidada con un macho y después con el otro. De los resultados obtenidos se conservan los mejores pájaros de cada una de las nidadas y se les acopla en la próxima temporada de cría. Se pueden esperar resultados aceptables a partir de la segunda generación, pero se alcanza una producción homogénea con individuos de buena calidad de una forma más segura.

            Evidentemente no es necesario partir de un único pájaro, es mejor hacerlo a partir de dos para evitar demasiadas incubaciones falladas (nadie puede asegurar dos incubaciones llevadas a buen término en la misma estación). Así, de una hembra que ha dado pruebas de su calidad se elige una hija cuyos hermanos hayan obtenido buenos resultados. Cruzando los dos machos de partida sucesivamente con la madre y con la hija y seleccionando a continuación, se está más seguro de obtener algunos pájaros como reproductores para la próxima temporada. Si la primera combinación da buenos resultados  en conjunto, se vuelven a repetir los mismos acoplamientos con la madre y con la hija al año siguiente además de cruzar a los pequeños para poder combinar lo mejor de las tres generaciones un año más tarde.  La selección rigurosa sobre un número elevado de ejemplares es la que permite un elección real de animales de calidad y retrasa los riesgos inevitables de la consanguinidad se estrecha demasiado deprisa.

            Cualquiera  que sea el  punto de partida, el resultado no está presente hasta después la selección rigurosa e implacable de cada uno de los  individuos que participarán en la elaboración de la línea. La elección de la base masculina o femenina es una cuestión formal que no tiene mucha importancia. Para el de elección de macho, es un resultado potente a corto plazo. Para el otro, se consigue  una estabilidad de los resultados a medio plazo. Los ejemplos citados más arriba son simplistas, ya que el trabajo de unas líneas   para mantenerlas  sanas demanda a menudo un trabajo de dos criadores para que hembras utilizadas  puedan intercambiarse aportando al mismo tiempo la buena dirección del canto y  la  buena salud por una nueva contribución o aporte de sangre nueva. . Es necesario también esperarse los resultados aleatorios que llegan a pesar de todas las suposiciones teóricas que se  hacen en la preparación sobre el papel de nuestros acoplamientos. Los resultados de diversos años no se parecen inevitablemente en los resultados, incluso con cruces idénticos. El trabajo a dos es pues un medio seguro  de no perderlo todo a medio plazo  en una consanguinidad incontrolable, y en los malos resultados y riesgos que se corren en toda cría.

El mantenimiento de una línea sana no se adquiere a priori. Al cabo de algunas temporadas de consanguinidad con nuestros canarios, se consigue inevitablemente una consanguinidad "lineal" puesto que todos los individuos tienen un grado mayor o menor de parentela. La alarma debe considerarse cuando  aparecen  pájaros con las plumas rizadas sobre el vientre, y más alarmantemente cuando nacen pájaros pequeños, más sensible a las enfermedades, con un crecimiento escaso y difícil, o incluso con  la mortalidad inexplicable de los pajarillos, bien en el nido o ya fuera de él.

 El fortalecimiento de la línea  debe hacerse antes de la aparición efectiva de los síntomas mencionados anteriormente. Para hacerlo evitando al mismo tiempo romper el trabajo de la construcción de la línea efectuado hasta ahora, es necesario encontrar o crear el elemento que debe introducirse. La mejor manera es obtener  un macho excelente de los machos de la línea que se está creando o de donde procede (de ahí la ventaja de trabajar dos criadores conjunta pero separadamente) y una hembra de una línea diferente, aunque no excesivamente diferente. Parece que es preferible encontrar del vigor a partir de hembras exteriores, más  que a partir de machos. Y esto suprime toda enfermedad hereditaria vinculada al sexo.

            Tocamos aquí lo que se utiliza más como crítica cuando se trabaja en consanguinidad. Es necesario comprender que la consanguinidad no crea los síntomas de debilidad de los pájaros, pero hace salir a la superficie todos los caracteres defectuosos que estaban en estado recesivo. Es lo que se llama  el fenómeno de los homocigotos. Esta parte inevitable de aparición de caracteres y resultados indeseables sólo hace elevar más alto el principio de utilización exclusiva de excelentes pájaros tanto a nivel de los resultados como a nivel de salud general. No hay secreto, sin en mi cría yo acoplo pájaros defectuosos  yo no obtendré más que pájaros defectuosos o portadores de esta tara. Esto sólo hará acelerar el recurso al fortalecimiento de la línea con un aporte importante de pájaros sanos lo que supone volver a andar gran parte del camino ya recorrido con la consiguiente pérdida de tiempo.

            Pero para producir sujetos muy semejantes a nivel morfológico, calidad de canto y dirección del mismo, se debe trabajar inevitablemente en consanguinidad en un grado más o menos elevado. Es necesario ver que este procedimiento también ayuda a la selección de los genes portadores de caracteres desfavorables que están latentes. Los sujetos portadores de estos caracteres desfavorables serán metódicamente descartados. Desgracia-damente todos los caracteres indeseables no se concentran en un solo individuo, pero acaban por concentrarse y permiten determinar los elementos portadores (dominantes o recesivos) a través del cuaderno de cría llevado meticulosamente.

            El trabajo de una línea necesita un mínimo de conocimiento de los pájaros, la genealogía de su línea, los riesgos de la consanguinidad desde un punto de vista genético y una buena dosis de experiencia en la cría. El objetivo de un criador no es tanto obtener el mejor pájaro posible en un concurso cuyo canto se modificará rápidamente en cuanto a calidad  o el pájaro mal reproductor por una razón cualitativa o morfológica, sino que el objetivo es conseguir una constante dirección que le parezca agradable al oído y le de buenos resultados globales en los concursos, pero sobre todo que se transmita de año en año. Es en este último caso cuando se podrá hablar de calidad de un criadero, título más importante que el de calidad de un pájaro en su primer año.

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